La primera temporada de Lewis Hamilton como piloto de Ferrari llega a su cierre con un balance inesperado para un siete veces campeón del mundo. Por primera vez desde que debutó en 2007, el británico completó un año entero en Fórmula 1 sin subir al podio en una carrera de domingo, acumulando 156 puntos y finalizando sexto en el campeonato de pilotos. Un rendimiento muy lejos de las expectativas que generó su arribo a Maranello, acompañado ahora por una decisión personal sorprendente: pasará el invierno completamente desconectado, sin teléfono y lejos de cualquier contacto mediático.
Un invierno sin tecnología para “resetear”
Tras el GP de Abu Dabi, Hamilton confesó que 2025 lo dejó emocional y mentalmente exhausto. En declaraciones a Autosport, explicó que tomará un descanso radical:
“No habrá forma de contactarme este invierno. No voy a tener mi teléfono conmigo.”
El británico aseguró que necesita un corte total con el ritmo frenético de la Fórmula 1 y con la “saturación constante” que implica su vida pública. Incluso bromeó diciendo que su móvil “irá directo a la basura”, buscando dejar atrás un año que no cumplió con lo soñado al unirse al Cavallino Rampante.
Para Hamilton, la desconexión no es solo descanso: es una forma de recomponer energías y reenfocar objetivos antes de encarar su segunda campaña con Ferrari.
Un año difícil: sin podios y lejos de la pelea por el título
La temporada 2025 representó un desafío mayor al previsto. Ferrari llegó con ambiciones de pelear campeonatos, pero el rendimiento del SF-25 nunca acompañó esas pretensiones. El monoplaza mostró irregularidad en clasificación, escasa competitividad en carrera y un ritmo intermitente que condicionó tanto a Hamilton como a Charles Leclerc.
Hamilton terminó el año sin podios en Grandes Premios, algo nunca antes experimentado en sus 18 campañas previas. Su mejor resultado dominical fue un cuarto puesto, repetido en Emilia-Romaña, Gran Bretaña, Austria y Estados Unidos. Mientras tanto, Leclerc logró mantener una mínima regularidad que le permitió superar al británico en la tabla final.
Ferrari tampoco obtuvo victorias en 2025, marcando otra campaña sin títulos y reforzando la sensación de estancamiento técnico dentro de la estructura de Maranello.

Un único momento de alegría: la Sprint de China
Pese a la escasez de resultados destacados, Hamilton sí consiguió un triunfo parcial: ganó la carrera Sprint del GP de China, donde mostró ritmo sólido y ejecución impecable en la prueba corta. Sin embargo, al no tratarse de una carrera principal, ese logro no se tradujo en un podio oficial.
Fuera de esa actuación en Shanghái, su año estuvo marcado por inconsistencias y dificultades para extraer rendimiento del SF-25. El propio piloto reconoció que no disfrutó la experiencia de manejar los autos de efecto suelo, remarcando que estos monoplazas no se adaptan a su estilo ni a sus sensaciones de manejo.
El contraste entre expectativas y realidad
Su llegada a Ferrari estuvo envuelta en entusiasmo global: la posibilidad de que Hamilton devolviera a la Scuderia a la cima encendió la ilusión de millones de tifosi. Pero 2025 demostró que el proceso será más complejo de lo imaginado.
Hamilton describió la campaña como “muy frustrante” y aceptó que vivió momentos a nivel profesional que no esperaba. La adaptación al entorno Ferrari, sumada a las limitaciones técnicas del auto, impidieron que el siete veces campeón pudiera aspirar a resultados más altos.
De cara a 2026, tanto él como el equipo saben que deberán dar un paso adelante significativo si quieren volver a competir contra McLaren, Red Bull y Mercedes, que dominaron la temporada con mayor contundencia.
Lo que viene para Hamilton y Ferrari
La prioridad inmediata del británico es recuperar energías y reencontrarse con su motivación lejos de la actividad. Ferrari, por su parte, afronta meses decisivos: el auto de 2026 coincidirá con un cambio reglamentario profundo en la F1, lo que abre la oportunidad de resetear el proyecto técnico.
Hamilton, que ha demostrado a lo largo de su carrera una notable capacidad de reinvención, confía en que 2026 será un nuevo comienzo. Pero antes, cumplirá su promesa: pasar el invierno sin teléfono, sin entrevistas y sin actividad pública.

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